Es probablemente la casa más fotografiada de la ciudad, tanto por su aspecto muy diferente al resto de los edificios, como por su estratégica situación en pleno corazón de la ciudad, en la Plaza de San Antonio.
De planta cuadrangular con fachadas a dos calles y a la plaza más relevante de Cádiz.
Consta de cuatro niveles y de una azotea donde se situaban los lavaderos antiguos de lebrillos gigantes. Cada piso tenía una función diferente. En la planta baja, no siempre, pero durante muchos años, estuvo la Banca familiar.
El entresuelo se dedicaba al alojamiento cotidiano de la familia, con algún pequeño salón y de aquí arranca la escalera con el escudo de Arámburu que accede al piso principal , donde están los salones franceses y el comedor inglés, así como otras cámaras.
A partir de aquí y para acceder a las restantes plantas de servicio hay una escalera de madera iluminada por ventanas cuadrilobuladas que dan a la calle Enrique de las Marinas.
Los dos plantas restantes, estaban dedicadas al alojamiento del personal de servicio así como cuarto de plancha, lavaderos, cuartos de armarios, y demás instalaciones auxiliares.
La casa, a pesar de su aspecto, data de principios del XVIII,y de esta época mantiene aún parte de su clásica belleza . Elementos como su portada y todos los huecos de balcones y de ventanas, a excepción del balcón veneciano y de la serie de arquillos que se construyeron a principios del siglo XX, sacrificando habitaciones que estaban en su lugar.
Como regalo de bodas para una sobrina, se realiza toda la obra en 1910, adaptándola , en parte, a los gustos modernistas de la época. El arquitecto fue Cabrera Latorre, muy en auge por su trabajo en el Teatro Falla.
A medida que se pasa de una estancia a otra, la sorpresa va en aumento, ya que se atraviesan varias escaleras, una francesa, otra de azulejos de Mensaque con simbolismo religioso, hasta llegar a un patio Pompeyano repleto de trampantojos, bañado de luz natural.
Se redecora toda, jugando con varios estilos, por lo que es casi imposible de ponerle un adjetivo para definirla.
Elementos isabelinos, art-déco, modernistas, sevillanos, vascos e italianizantes son habituales en todo el edificio de más de mil metros cuadrados.
El miembro de la familia Arámburu que la compra, Don Juan Antonio Arámburu y Echezarreta, era el bisatatarabuelo de los actuales dueños, por lo que desde 1851, está en poder de la misma familia.
Cuentan que Don Juan Antonio Arámburu y Echezarreta, oriundo de las vascongadas, había amasado una fortuna en Perú y que a punto de embarcarse para las Américas donde tenía sus negocios, conoció a una gaditana y ya no volvió a marcharse de aquí, casándose con ella, quien concibió tres hijos varones y dos hembras.
Los varones, a la muerte del padre, crean La Banca Arámburu en la planta baja de la casa. El resto sigue siendo vivienda.
Tras sucesivas transacciones, donaciones, compras y ventas entre los hermanos, queda la casa a nombre de José Arámburu Fernández y de sus hijos.
Banca Arámburu
Tuvo un gran peso en la ciudad y emitían no sólo pagarés, sino billetes de curso legal.
Estuvo activa desde 1868 hasta su venta al banco de Bilbao en 1947.
Ocupaba toda la planta baja del edificio, teniendo su entrada por unas puertas que aún conservan los cristales originales esmerilados con "Arámburu Hermanos".
Se conservan aún algunos elementos arquitectónicos como las columnas de hierro fundido del patio de operaciones y en las paredes se mantienen aún las muestras que se hicieron en 1910 para escoger los decorados interiores.
La puerta de la izquierda era la entrada de clientes a una gran sala con suelo de parquet de madera y un pasillo de losas blancas de mármol, para el público.La puerta de la derecha daba a los despachos de los propietarios, y al lado estaba la caja fuerte.
Momento Actual
Los últimos propietarios fueron Micaela, María Luisa y Alvaro Arámburu y Picardo.
Tras su muerte, un precioso y valiosísimo legado de obras de arte pasó a la ciudad de Cádiz, albergándose en el Centro Cultural Reina Sofía, donde puede visitarse, así como en el Museo de las Cortes
Es famoso el retrato de Micaela Arámburu, pintado por Zuloaga donado al Museo Provincial de Bellas Artes. El pintor ejecutó el encargo en París, gracias a la mediación del compositor Manuel de Falla, amigo de la familia.
Los tres hermanos eran personas cultísimas y de un gran refinamiento y bondad por lo que han dejado una honda huella en Cádiz.
Tras la muerte de Don Alvaro Arámburu y Picardo, pasa a ser propiedad de sus sobrinos quienes deciden abrirla ocasionalmente al público debido a la enorme curiosidad que suscita la casa.
Se han hecho algunos eventos culturales, de arte de vanguardia, de antigüedades, de comerciantes gaditanos , exposición de Carnaval de los años 50, y el edificio ha ido cambiando su imagen, según se decorase como un cuento de Navidad o una Performance moderna.
Es una casa que siempre sorprende por su versatilidad y que ahora se ofrece también para visitas.
Contactos
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